Jesús es Nuestro Diezmo
Hola, soy el Rev. Amós Ortiz, y este es el estudio
titulado Jesús es nuestro Diezmo.
Hoy aprenderemos que, aunque no hay Versículo
Bíblico que lea, ‘Jesús es nuestro diezmo’, la Biblia si nos enseña que Jesús
es nuestro diezmo. Este concepto no es nuevo para nosotros; por
ejemplo, todos sabemos que la palabra Trinidad no existe en la Biblia, pero la
Biblia si nos enseña de la Santa Trinidad.
Nuestro texto de estudio se encuentra en
Deuteronomio 12:11. Aquí Dios está instruyendo a los Israelitas
sobre los Sacrificios anuales, y Él les dice, “allí llevaréis todas las
cosas que yo os mando: vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos [y] las ofrendas
elevadas”
De acuerdo a nuestro texto de estudio; Dios les
dijo que se presentaran ante El y que tenían que, “llevar todas las
cosas” que El mando. Incluidos estaban los diezmos como
parte necesaria de los Sacrificios para recibir el perdón de pecados.
Sabemos que Jesús también se presentó ante El
Padre. En Juan 20:17a leemos, “Jesús le dijo: No me
toques, porque aún no he subido a mi Padre.”
Entonces debemos preguntarnos: ¿hubiera Dios
exigido menos de Su Hijo Jesús, que lo que le exigió a los hombres?
¿Hubiera, Jesús (después de hacer el sacrificio
máximo y conociendo que el destino humano estaba en sus manos) se hubiera presentado
Él (Jesús) ante el Padre sin traer el diezmo? ¿Hubiera Jesús
desobedecido la Ley de Su Padre?
Si Jesús se hubiera presentado ante El Padre sin
traer el diezmo, Su Sacrificio (el cual fue por ti y por mi) hubiera estado
incompleto y de acuerdo a la Ley, inaceptable ante Dios. Por esto
conocemos que Jesús pagó nuestro diezmo porque Jesús pagó el precio completo de
nuestra redención.
Siendo cristianos, cuando decimos, ‘tengo que
diezmar a Dios’ estamos declarando que el Sacrificio de Jesús esta incompleto.
Además, el diezmo hecho en efectivo, pisotea el
Cuerpo y la Sangre de Cristo, porque un diezmo en efectivo indica que
nuestro dinero es aceptable como substituto del Cuerpo y la
Sangre de Cristo. Les explicaré esto…
Malaquías 3:10a, lee, “Traed todos los
diezmos al alfolí y haya alimento en
mi casa.” La palabra ‘alimento’
en Malaquías 3:10 nunca debe ser usada para referirse a dinero, ¡porque
alimento y dinero son dos cosas muy distintas! Esta Escritura es
inspirada por el Espíritu Santo. El Espíritu Santo no se equivocó,
El no cometió error en Su inspiración; alimento es alimento, ¡y no dinero!
Ahora, en Deuteronomio 14:23 Dios instruye a Su
Pueblo a comer “delante
de Jehová tu Dios… el diezmo.” Por tanto, el diezmo es algo
comestible.
¿Se puede imaginar a los creyentes en Malaquías
3:10 comiendo dinero delante
de Jehová su Dios? Por supuesto que no… el diezmo es comida.
Jesús también es comida. El mismo se
llamó el Pan de
Vida. Jesús dijo en Juan 6:53, “De cierto, de cierto
os digo: Si no coméis la carne del
Hijo del Hombre, y bebéis su sangre,
no tenéis vida en vosotros.”
Así como los Israelitas comían el diezmo delante
de Dios; cuando nosotros participamos en la Santa Comunión estamos comiendo
nuestro diezmo (el Cuerpo y la Sangre de Cristo) delante de nuestro Dios. Esto
nos indica que la Biblia si enseña que Jesús es nuestro diezmo. El
diezmo era otra tipología de nuestro Señor Jesús. Esta misma lección
se encuentra en la Pascua. El Sacrificio Pascual era comido por los
que recibían el perdón de Dios.
Lamentablemente, el modernizado diezmo-en-efectivo,
oculta esta enseñanza del Verdadero diezmo, el cual produce Vida; se llama
Jesús.
Sin embargo, Malaquías 3:10 claramente específica,
“y haya alimento en
mi casa.” ¡Dios es Espíritu y hoy (ahora mismo) nosotros somos
Su casa! 2nd Timoteo 1:14b lee, “el Espíritu Santo que mora en
nosotros.” Así como la casa mencionada en Malaquías 3:10
necesitaba comida; de la misma manera la nueva morada de
Dios necesita comida. Y nosotros la alimentamos con Jesús. Él
es nuestro Maná que descendió del Cielo.
El viaje de Israel hacia la
Tierra Prometida era una sombra de nuestro viaje hacia la Patria Celestial. Mientras
ellos anduvieron en el desierto, ¡comieron Maná y no diezmaron! Ahora
nos toca a nosotros el comer Maná.
Al llegar a la Tierra que fluye
leche y miel, los Israelitas adoraron y diezmaron en el lugar que Dios escogió
para ellos; pero el lugar que Dios ha escogido para nosotros es el Cielo. Por
esta razón Jesús le dijo a la mujer Samaritana que la hora había llegado cuando
no importaba si el lugar de adoración era aquí o allá, porque ahora Dios
busca adoradores que le adoren en Espíritu y en Verdad.
Cuando adoramos a Dios en
Espíritu, no importa la cantidad de dinero que tengamos, porque el Espíritu no
necesita de un local con bancos, instrumentos o pantallas exageradas. Usted
puede estar en el hogar de un hermano y estar adorando a Dios en el Espíritu,
porque el Espíritu de Dios mora dentro de nosotros, no afuera. Por
conveniente, si tenemos este local para nuestra Iglesia, pero en realidad no
hay que ir a un local específico para adorar a Dios en Espíritu.
Y si pensamos adorar a Dios
en Verdad, entonces no debemos referirnos a la palabra ‘alimento’
en Malaquías 3:10 como si fuera dinero, porque eso es una mentira.
Dios nunca dijo, ‘Traed los
diezmos y haya dinero en
mi casa.’
La casa mencionada en Malaquías 3:10 no necesitaba
dinero. Había más que suficiente dinero en esa casa. Tanto
así que aun las paredes estaban cubiertas de oro puro.
Jesús dijo en Mateo 5:17, “No penséis que he
venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para
cumplir.” Jesús cumplió la Ley del diezmo cuando presentó Su
propio cuerpo y sangre en lugar de nuestro diezmo ante el Padre.
Por tanto, las demandas de la Ley del diezmo han
sido cumplidas. Y el precio de nuestra redención: consumado es.
Al igual que los discípulos de
Juan el Bautista, muchos cristianos tienen dificultad comprendiendo estas cosas. Por
esto Jesús les explicó que nadie pone remiendo de paño nuevo (el
cual representa el Nuevo pacto
de la Gracia) en vestido viejo (el
cual representa el Viejo pacto
de la Ley) porque cuando tomamos el Nuevo pacto de la Gracia y lo ligamos con
el Viejo pacto de la Ley perdemos ambas bendiciones.
Apreciado amigo, Jesús pagó todo
el precio y hoy somos salvos, no por dar un porcentaje de nuestro ingreso a
alguna iglesia, sino que somos salvos por fe, por la Gracia de Dios. Yo
te invito a que conozcas lo significante de Jesús como nuestro diezmo. Y
si aún no lo has hecho, te invito a que hagas una decisión por Cristo como
Salvador de tu vida. Y ten en mente que es totalmente gratis porque
Dios te ama a ti; no a tu dinero.
Si te gustaría conocer más sobre
el diezmo, o si deseas dar tu corazón a Cristo, favor de visitar el blog de
nuestra Iglesia a la dirección de internet en el pizarrón y siéntase en
libertad de dejar sus comentarios y preguntas.
Gracias por escuchar.
Dios le bendiga.