Problemas de rebelión no ocurren cuando todos son
sumisos. Estos problemas ocurren cuando alguien dice, ‘la persona
encargada (el líder) está errado.’ Seres inteligentes no comienzan una
revolución simplemente porque no encuentran que más hacer [aunque entre humanos
se ha visto este fenómeno]. Satán y sus ángeles insubordinados tuvieron
una serie de pensamientos torcidos que culminaron en rebelión. Y el
proceso de estos pensamientos (aunque erradas eran sus ideas) fue tomado en
consideración cuando el plan para el ser humano fue desarrollado.
Nota: algunos creen que la caída de Satán fue después de la creación del
hombre; pero ambas opciones son irrelevantes para un Dios que todo lo
sabe. Y en Génesis 3:1 encontramos que Satán es maligno desde el
principio. Ves, Dios no fue tomado por sorpresa cuando Adán pecó.
El árbol del conocimiento del bien y del mal no fue dejado en el Jardín del
Edén por equivocación. Si eso fuera cierto, nuestro Dios Omnisciente
hubiera cometido un error. El árbol del conocimiento del bien y del mal
fue puesto en el Jardín del Edén a propósito. Era parte del Plan
Divino. Era para que todos lo vieran, por eso fue puesto, “en medio
del jardín” y no a uno de los extremos del Jardín. (Vea Génesis 2:9)
Dios fue acusado de iniquidad y por Su gran amor,
tenía que desarrollar una manera de mostrarle a toda Su creación (incluyendo a
los ángeles caídos) que Él es justo y recto. Y para esto, Dios necesitaba
una entidad con las siguientes cualidades:
1. Esta entidad tendría que comenzar la vida en
inocencia; sin saber lo bueno o lo malo. A tal grado que aun en el huerto
estaba el árbol de la ciencia del bien y del mal.
2. Esta entidad tendría que vivir sin ver ni oír
a Dios o Sus maravillas celestiales; Y esto no era cosa fácil ya que Dios es El
creador de todas las cosas. Esto se conoce como la semejanza de Dios.
En otras palabras, así como Dios nunca ve a otro más eminente que El,
similarmente, el hombre no puede físicamente ver a otro con más grandeza.
Éxodo 33:20b, “no me verá hombre, y vivirá.”
3. Esta entidad necesitaría poder similar al de
Dios; es decir, poder para escoger o tomar decisiones, autoridad sobre su
mundo, poder para reproducirse (o sea, los ángeles no se reproducen, pero
nosotros sí, vea Mateo 22:30 y Marcos 12:25), etc; esto se conoce como, Su
Imagen.
4. Esta entidad debería pasar las pruebas y
sinsabores de la vida y en algún momento tomar un paso de fe y decir, ‘hay un
Dios Creador’. Y de esta manera declarar que Dios es virtuoso.
Sólo un ser con estas características podría
aclarar la duda de Dios y su virtud, pero ninguna criatura en toda la creación
divina era apropiada para esta labor. Por tanto, nuestro Dios Omnisciente
tuvo una idea y dijo, “Hagamos al hombre.”
Esta es una de las razones por la cual fuimos
creados y recibimos autoridad en la Tierra. No somos seres que
aparecieron aquí de la nada, sin razón o propósito. Dios nos hizo, “poco
menor que los ángeles, [Elohim] Y lo coronaste de gloria y de honra.” Salmo
8:5. Nota: En hebreo Elohim es Dios; por tradición judía esta palabra fue traducida
como ángeles. Esta costumbre fue desarrollada por respeto al nombre de
Dios, vea Éxodo 20:7.
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